Mi balance de este rotatorio es muy positivo tanto por la cantidad de cosas que he aprendido, como por la seguridad y soltura que he conseguido adquirir según han ido pasando los días. Ha sido el rotatorio con el que más miedo he empezado y con mejores sensaciones he salido, y eso hace que me sienta bien conmigo misma. Por otro lado, nada de esto hubiese sido posible sin un gran equipo profesional tanto a nivel de enfermería como a nivel de auxiliares de enfermería que me han enseñado su trabajo con paciencia e interés. Desde aquí GRACIAS de nuevo.
Por último, antes de concluir este blog, quiero hacer una referencia a la labor de enfermería, a los enfermeros y enfermeras que día a día se implican en su trabajo, por que les gusta, por que se sienten bien con lo que hacen...por que se sienten orgullosos de ser enfermeros... Para ello voy a dejar la carta que Jose Luís Sampedro escribió a las enfermeras tras estar acompañando a pie de cama durante 3 meses a un familiar hospitalizado:
“Hablo
– contaba Sampedro - con la experiencia de una muy grave estancia en la cama de
un hospital y una permanencia de tres meses, las veinticuatro horas de cada
día, como acompañante de una enferma hasta que falleció. Esta última dolorosa
experiencia supuso mi constante convivencia con todas las enfermeras, llegando
a conocerlas y a verlas en acción como sin duda no las veis los médicos, pues
para mi, no eran meras técnicas ni colaboradoras, sino compañía, esperanza,
alivio, seguridad y confianza”.
“Cuando
se está aislado en una habitación horas y horas, viendo cambiar la luz en la
ventana, el abrirse la puerta ofrecía sorpresas muy distintas. Si era el
médico, siempre le acompañaba la incertidumbre inicial: ¿traía buenas o malas
noticias? ¿Cómo evolucionaba el caso?. Si era la enfermera su aportación era
siempre positiva: la hora de la medicina, o de la tensión, o la temperatura, el
alimento o la bebida, el comentario animador.... El mero hecho de verla moverse
por la habitación era una garantía de seguridad, de amparo. Un suspiro de
alivio se nos escapaba a mi enferma y a mi al abrirse aquella puerta”.
“Y
es que la enfermera aportaba un gran ramo de valores humanos, de los que ahora
tanto se mencionan y tan poco se aplican: ternura, comprensión, compañía para
la soledad, sosiego para la inquietud, tranquilidad. Con el tiempo, alguna
enfermera pasó a otros servicios.... Pero de pronto abrió nuestra puerta, sin
obligación alguna, sólo para preguntar y para demostrarnos el interés directo
que habían llegado a tomarse. Y más de una vez, en los pasillos, me
manifestaron con emoción ese interés refiriéndose a la persona que yo
acompañaba”.
“Para
terminar, mi admiración no se limita a esos valores humanos sino además a los
profesionales y a la técnica. (...). Mis enfermeras, pues las quiero llamar
así, hicieron siempre frente a ese reto con la mayor seguridad y
eficacia”.
“En fin, abandoné el
hospital tronchado por la inevitable desgracia, pero admirado y lleno de cariño
hacia un grupo profesional tan digno y tan lleno de generosa humanidad, que no
sólo cumplía con su deber, sino que lo hacía con sentimientos cordiales. Por
eso ahora aprovecho la ocasión para sumarme al homenaje y para proclamar la
trascendencia de la función desempeñada por las enfermeras y la eficacia con
que la realizan”.
Sábado 23 de
Octubre de 2010
Como bien dice Jose Luis Sampedro, la enfermería es esperanza, es humanidad, es ternura, es apoyo, es compañía, es tranquilidad... eso es enfermería. Mucho más allá de conocimientos teóricos y técnicos que desde luego también son importantes.
Que más puedo decir... me siento ORGULLOSA DE SER ENFERMERA.
¡GRACIAS Y HASTA PRONTO!
Bueno, pues sólo decir que ha sido un placer tenerte como alumna. Tu valoración ha sido inmejorable y los compañeros, enfermeros y auxiliares, han estado encantados de poder compartir contigo todo el rotatorio.Serás una gran enfermera y seria un placer tenerte a lado como compañera en la UCI
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