Hoy os voy a presentar a Santiago, un hombre de 74 años de edad, exfumador desde hace 4 años, portador de un DAI debido a varios episodios cardiacos y además al cual se le realizó hace 2 años una ablación cardiaca.
La ablación cardiaca es un procedimiento mediante el cual se destruye una pequeña área del corazón que puede estar causándo alteraciones en el ritmo cardíaco.
Antes de realizar dicho procedimiento se administra al paciente un sedante suave para ayudar a que se relaje.
El procedimiento consiste en introducir un catéter a través de un pequeño corte en la piel del cuello, el brazo o la ingle e ir progresándolo. El médico utiliza rayos X en vivo para guiar el catéter hasta el corazón. Una vez que el catéter se encuentra en su lugar el médico coloca pequeños electrodos en diferentes áreas del corazón, permitiendo al cardiólogo distinguir qué área produce las alteraciones en el ritmo cardíaco Una vez localizada el área dañada, una de las vías del catéter se usa para enviar energía eléctrica ( o a veces frío) al ese área, destruyéndola y creando una pequeña cicatriz que hace que se detenga el problema del ritmo cardíaco.
Dicha técnica puede durar 4 horas o más y la enfermera o el médico deben ir preguntándole al paciente si está presentando síntomas a lo largo del procedimiento, ya que se puede sentir:
- Ardor cuando se inyecta cualquier medicamento.
- Latido cardíaco más rápido o más fuerte.
- Mareo.
- Ardor cuando se utiliza la energía eléctrica.
Al finalizar la técnica será importante que el paciente no se levante durante varias horas, habrá que monitorizar su ritmo cardíaco y vigilar cualquier signo de sangrado en la zona de punción.
Bueno, a lo que iba, Santiago ingresa en nuestra unidad porque tras 2 años sin sintomatología cardiaca había vuelto a tener alteraciones en el ritmo a pesar del DAI y de la ablación que se le había realizado.
Tras varios días ingresado y a punto de irse de alta, me encuentro yo en el control de enfermería a punto de contar el parte a la enfermera de la tarde cuando de repente...¡PI PIPIPI PIPIPIPI! la famosa alarma del monitor comenzó a sonar. Me acerqué al monitor de la mesa de control y al mirarlo vi una taquicardia ventricular de libro a un ritmo de 180 latidos por minuto.
Lo primero que hice fue avisar al resto de enfermeras que había y me dirigí a la habitación para ver y preguntarle al paciente cómo se encontraba. Santiago estaba asustado ante el sonido de la alarma, pero no presentaba ninguna sintomatología, por lo qué no entendía lo que estaba pasando. En ese momento llegaron 2 o 3 enfermeras con el carro de paradas y con el carro de electros, llegó el médico, varios estudiantes de medicina y los 3 alumnos de enfermería que estábamos allí.
Osea la situación era la siguiente, la alarma pitando, la frecuencia cardíaca aumentando, mil manos colocando mil cables al paciente, las pegatinas de las palas, al menos 10 o 12 personas vestidas de blanco o verde en la habitación y en el medio de todo, Santiago, que no sabía que le estaba ocurriendo, pero sabía que no era nada bueno. Santiago es un hombre que despierta ternura, tiene "cara de bueno" y sus ojos transmiten transparencia y en ese momento sus ojos mostraban ansiedad y miedo.
Finalmente me salí de la habitación porque allí literalmente ya no se cabía y segundo porque eran cerca de las 3 y 30 de la tarde. Sin embargo, me fuí a mi casa pensando en esa cara...allí eramos muchos pero él en realidad se sentía solo, aunque rodeado de mucha gente. De ninguno de los que estábamos allí salió un: "tranquilo Santiago". Poniendome en el lugar de él, la verdad es que hubiese echado en falta esas palabras.
Al día siguiente al volver a la unidad lo primero que hice fué preguntar por Santigo y me contaron que al final se le había tenido que realizar una cardioversión. Parecía que todo había quedado ahí sin embargo de nuevo a media mañana... ¡PIPIPIPIPI! De nuevo le estaba ocurriendo lo mismo a Santiago y otra vez la misma historia solo que esta vez lo primero que hice al entrar en la habitación fue: "Estate tranquilo Santiago, no pasa nada todo va a salir bien", Santiago no me contestó pero espero que mis palabras sirvieran al menos para que no se sintiera tan solo como la última vez.
Finalmente se le traslado al hospital clínico San Carlos para ingresar en la unidad coronaria y probablemente realizarle otra ablación.
Consultando bibliografía he encontrado que informar al paciente a cerca de su situación puede aumentar sus niveles de ansiedad sin embargo el estudio realizado por Rodríguez, Gómez y Fernández- Crehuet en el que se estudia una muestra de 220 pacientes en los cuales un 82,3 % al recibir información no sintieron sensación subjetiva de ansiedad frente al 16,8% que afirmaban haberse puesto nerviosos y el 0,9 % que decían haberlo estado mucho. Además se ha demostrado que los estados elevados de ansiedad en los periodos previos a cualquier intervención se ven luego reflejados durante la misma, ya que el cuerpo actúa y reacciona de diferente forma.
Es cierto, que una taquicardia ventricular puede evolucionar y llevarnos a una fibrilación ventricular, por lo que habrá que actuar rápido y adelantándose a lo que pueda ocurrir, pero no hay que olvidarse que en este caso el protagonista está asintomático y no entiende lo que está ocurriendo en su corazon, solo ve mucha gente de blanco, nerviosa y que no para de colocarle cables, además de la ansiedad que debe causar el ver las palas del desfibrilador cerca suya...
Por tanto como conclusión creo que se debería enseñar a todos los profesionales sanitarios el modo de comunicarse con los enfermos en situaciones como esta de la manera más precisa y efectiva , evitando el estrés que supondría una mala información o la ausencia de la misma.
Jejejejeje, menudo estréssss. Bueno, eso hará que cries "callo" enfermero. Por cierto, en el Hospital,en hemodinámica, frecuentemente realizan estudios electrofisiológicos con ablaciones de senos, etc, etc, por el Dr Villacastin, una eminencia Mundial, y repito Mundial, en el tratamiento de las arritmias con radiofrecuencia
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